La noche en que fuimos salvados por un futuro criminal

Mi esposa y yo regresábamos de una fiesta a las 2 de la mañana cuando nuestro auto se apagó en una zona remota.

No había móviles entonces, así que esperamos. Una hora después, pasó un universitario y nos llevó al pueblo.

Le ofrecimos dinero pero él dijo: “Estaré encantado de ayudar”.

Años después, mi esposa llamó entre lágrimas.

Con voz temblorosa me dijo que abriera las noticias.

Resulta que el estudiante era en realidad un hombre de 35 años que había robado a más de 30 personas en bosques y zonas abandonadas, apuntando a los conductores a altas horas de la noche.

Me dio escalofríos cuando vi que la policía lo buscaba en varios estados.

Sus métodos eran escalofriantemente inteligentes: fingía ser un excursionista perdido para conseguir que lo llevaran o recogía a la gente en su propio coche.

Después de ganarse su confianza, les robaría todo y los dejaría varados en medio de la nada.

Hasta el día de hoy no sabemos por qué no nos robó.

Quizás fue porque éramos dos, o quizás porque yo era alto y musculoso,

lo que podría haberlo intimidado.

Cualquiera que sea el motivo, tuvimos muchísima suerte de salir ilesos.

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