Una jirafa en el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica ha sido noticia tras ser descubierta con una condición inusual que la hacía parecer que se estaba transformando lentamente en un árbol. Las fotos de la jirafa muestran su cuello cubierto de ásperas excrecencias similares a la corteza. Si bien a simple vista podría parecer un camuflaje extraño o una mutación rara, la verdadera interpretación es algo más familiar: un contagio viral conocido como virus del
papiloma.

El virus, que se sabe que afecta a diversos animales, incluido el ganado, provoca la formación de lesiones gruesas y costrosas en la piel. Aunque las lesiones pueden tener un aspecto horrible, los expertos afirman que el virus no es mortal. Sin embargo, las lesiones pueden resultar extremadamente molestas, especialmente si se rascan con frecuencia, lo que puede provocar heridas abiertas o infecciones secundarias.
En las jirafas, el virus del papiloma se propaga con mayor frecuencia a través de los picabueyes, pequeñas aves que suelen posarse sobre grandes mamíferos y se alimentan de las garrapatas que viven en su piel. Si bien ayudan a controlar los parásitos, estas aves pueden propagar virus accidentalmente al roer la piel irritada.
La jirafa fue capturada por Helen Olive, fotógrafa de vida silvestre y funcionaria de Oxfordshire, Inglaterra. Lleva más de 15 años fotografiando animales salvajes, pero afirma que esta situación era diferente a todo lo que había visto.
“Al principio, pensé que la jirafa estaba parada detrás de unos arbustos”, dijo Olive.
“Pero luego me di cuenta de que lo que veía era en realidad parte de su cuerpo; parecía que la jirafa tenía un virus que hacía que su piel pareciera corteza de árbol”.

El virus del papiloma no se encuentra en las jirafas. Aparece en muchas especies, como humanos, conejos y chimpancés. Cada cepa es muy específica de cada especie, lo que significa que la versión que afecta a las jirafas no representa ningún riesgo para otros animales ni para las personas.
Las jirafas son los mamíferos terrestres más altos del planeta, capaces de alcanzar casi 6 metros de altura. Recorren sabanas y bosques abiertos de toda África, incluyendo Sudáfrica, donde los conservacionistas han trabajado arduamente para recuperar su población.

Tras años de desafíos debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y las enfermedades, la población de jirafas de Sudáfrica se ha recuperado hasta superar las 30.000, gracias a esfuerzos de conservación específicos. Aun así, casos inusuales como este sirven como recordatorio de que incluso la fauna emblemática enfrenta riesgos menos conocidos.
A pesar de su extraña apariencia, se prevé que esta jirafa sobreviva, ya que las infecciones por virus del papiloma generalmente no reducen la esperanza de vida a menos que aumenten las dificultades.
Por ahora, conserva uno de los atractivos más misteriosos y notables del Parque Nacional Kruger.
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